Establece una rutina de escritura y toma en serio tu oficio de escritor

Hola de nuevo escritores, hoy los dejo con una entrada escrita por Stefania Gil, esta vez les hablará de la rutina de escritura, así que atentos que van a aprender mucho.


En la vida de los escritores, independientes o no, se suele escuchar con frecuencia la clásica pregunta: ¿Cuánto escribes al día? Una pregunta un tanto incómoda para quien no tenga una rutina de escritura establecida, porque no sabes qué responder a eso.

Los escritores tienen que leer a diario para poder mejorar en su escritura ¿verdad?

Bueno, pues si leer ayuda, imagina lo que haría mantener una rutina de escritura a diario. Más, cuando decides tomar tu carrera de escritor en serio.

Ya sé que me vas a decir:

«si, como si fuera tan fácil mezclar vida, trabajo real, familia y escritura, entre otras cosas».

Te voy a responder así:

“ «El que quiere besar, busca la boca. Y si no buscas la forma de organizarte y tener una rutina para escribir, pues lamento decirte que es mejor que asumas que la escritura no es más que un hobby para ti».

Así mismo, aunque duela.

No es una cosa fácil combinarlo todo, ya lo sé y te entiendo, pero vamos, si es tu sueño vivir de las novelas… organízate y punto.

La importancia de tener una rutina de escritura

Sin una rutina de escritura, no puedes establecer una fecha límite para ponerle punto y final a una novela, porque quizá hoy puedes escribir mil palabras pero, tal vez no vuelves a tocar el archivo hasta el mes que viene y eso, quieras o no, se convierte en un problema para los personajes y el argumento de tu obra.

Además, si tu plan es llegar a vivir de esto, de vender libros que escribes, pues necesitas tenerlos listos en un límite de tiempo para que las ventas puedan establecerse en algún momento de tu carrera.

Escribir a diario te ayuda a mantener el control del argumento, los personajes van a parecer gente real y el ritmo de la narración, va a ser continua.

Si ocurre lo contrario, escribes hoy y nada más hasta la próxima semana o el próximo mes, los personajes se ponen rancios, pierdes el hilo del argumento, empiezan a aparecer los famosos bloqueos y por encima de todo, tu ritmo narrativo va a oxidarse.

Créeme. Se nota con claridad.

Cuando escribes a diario, la narración es tan fluida que la cargas con mucho sentimiento y eso es percibido de inmediato por el lector.

Si escribes ocasionalmente, lo que va a ocurrir es que la narración va a parecer vacía y entrecortada.

Las pausas de escritura se sienten cuando han sido muy prolongadas.

Además, cuando lo haces a diario, la historia se va formando tan fluida y tan bien, que te diviertes haciendo lo que amas… por lo menos a mí me pasa. Cuando pienso en escribir y no me he saltado mi rutina de ninguna manera, sonrío.

No puedo evitarlo.

Porque ese momento del día en el que solo somos mi ordenador, mi imaginación y yo, es uno de los mejores momentos del día para mí.

Es lo que mantiene mi buen humor presente.

Cuando por alguna razón me he debido saltar dicha rutina, me siento fatal.

Empiezo a tener bloqueos en la escritura y cuando aparecen los bloqueos, empiezo a evadir seguir escribiendo la novela en curso porque siento que pierdo el interés por ella y de alguna forma, me siento obligada a terminarla.

Obligada es sinónimo de no me gusta mi trabajo y la verdad, odio cuando eso me ocurre.

Así que intento no saltarme mi rutina de escritura para no sentir luego que estoy haciendo un trabajo que no me gusta.

Establecer una rutina de escritura es sencillo.

Organiza tu día.

Actualmente, divido mi rutina de escritura de dos a cuatro sprints diarios (en este vídeo puedes ver más sobre la técnica Pomodoro y los Sprints) yo modifiqué el tiempo de mis Sprints en lo que me hace ser más productiva y es por ello que cada uno es de 45 minutos con 15 minutos de descanso entre Sprints.

Es decir, en las mañanas hago dos de 45 min c/u y lo mismo pero en las tardes.

Los de la mañana son obligatorios, los de la tarde pueden estar sujetos a modificación si tengo algo más que hacer.

En cada sprint escribo entre 1400 y 1800 palabras lo que me da una buena cantidad de palabras escritas al día cuando lo multiplicamos por 4.

Y me queda tiempo disponible para gestionar redes sociales, el blog, el correo por suscripción y todo esto sin sentirme agobiada.

Cada uno de estos sprints, los anoto en mi agenda para poder saber cuántas palabras escribí en cada uno y cuánto fue el total diario.

¡No soy obsesiva!

Soy organizada y eso me permite saber cuál es mi promedio, cómo avanzo y en qué tiempo podré tener lista mi obra, para entonces planificar las fechas de correcciones y posteriormente, la de publicación.

Con la organización, alcanzas los objetivos que te propongas a corto plazo.

Si no tienes una rutina de escritura mi recomendación es que empieces con objetivos cortos y una planificación diaria lo más realista que puedas.

No digas que vas a escribir todos los días al mediodía durante una hora porque esa es tu hora de almuerzo en el trabajo (suponiendo que tienes que cumplir un horario) porque vas a fallar pronto en tu nueva rutina.

Con hambre no puedes escribir.

Ni con cansancio o con agobio.

Tampoco creyendo que mientras te adaptes, vas a escribir 5000 palabras diarias.

Empieza tu nueva rutina de escritura con poco y siendo realista.

Yo te recomiendo que experimentes con el tiempo porque tienes que encontrar lo que mejor se adapte a ti y a tu día a día.

Tu espacio de trabajo

A parte de establecer una rutina de escritura, también tienes que establecer el lugar para escribir.

Ese lugar tiene que ser cómodo y tranquilo.

Bien, es cierto que leer se puede hacer hasta en el váter, pero escribir, es un poco más serio.

Si tu espacio de trabajo está en un área de casa en el que estás siendo contantemente interrumpido por el ruido y otras distracciones, tu escritura acabará viéndose afectada.

Mi área de trabajo es una habitación extra que tengo en casa.

Bien iluminada, con vista al mar, aunque, la orientación de mi escritorio no me permite ver al exterior.

Lo hice así a propósito, porque soy extremadamente dispersa y pierdo la concentración con muchísima facilidad, cosa que en un momento de inspiración pura, acabaría provocándome un bloqueo y por ende, un desastre en la obra.

Así que mejor evito inconvenientes.

No escribo a puerta cerrada porque usualmente estoy sola en casa cuando escribo. Pero no me tiembla la mano para cerrar la puerta cuando mi marido se queda a trabajar en casa.

Y sabe que no debe interrumpirme a menos de que sea una emergencia.

No escribo con música.

Hay quien tiene esa maravillosa facultad.

Yo no. Si lo hago, acabo tarareando la canción y probablemente, escribiéndola en la hoja de Word.

FOCUS en tu rutina de escritura…

Cuando estableces la rutina de escritura y empiezas a ponerla en práctica, enfócate en ella cuando la estés llevando a cabo.

Esos cuatro sprints que hago para mí rutina de escritura, son estrictamente para escribir.

#1 Nada de redes.

#2 Nada de chat de WhatsApp.

#3 Nada de internet.

#4 Nada de tecnología.

Solo Word/Scrivener y yo.

Así es como consigo concentrarme eficazmente y escribir de la forma que me gusta.

Se trata de no esperar a que llegue la inspiración porque podemos correr el riesgo de no progresar como escritores.

De lo que se trata, es de decirle a la inspiración:

«¡Oye! Todos los días me encontrarás en esta habitación de 10 a.m. a 2 p.m.».

Y tarde o temprano, la inspiración terminará acatando tus reglas y adaptándose a tu rutina de escritura.

¿Tienes una rutina de escritura?

¿Cómo es el área en donde escribes?

Gracias por leer y compartir este post.

¡Hasta la próxima!

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